miércoles, 30 de diciembre de 2009

JAZMINES NEGROS II

Aquella mañana en el bar de Antonio parecía tan normal como las de siempre; Margarita y Hugo desayunaban en la mesa habitual, y no hacían mas que entrar y salir personas de todo tipo.
Entre todo el ajetreo de la mañana, los camareros no se habían dado cuenta que hacía rato que Antonio no aparecía. La última vez que lo habían visto dijo que iba al almacén a por algunas especias que necesitaba para ir preparando el menú del día para la comida. Solo fue cuando Margarita y Hugo preguntaron por el para despedirse hasta la hora de comer, cuando se dieron cuenta de su ausencia. Uno de los camareros les dijo que hacía rato que no lo veía, desde que había bajado al almacén. Quizás se habría entretenido, por lo que Margarita y Hugo decidieron ir allí a despedirse de su amigo.
Al bajar las escaleras que llevaban al almacén, un escalofrío recorrió el cuerpo de Hugo, mientras que empezaban a pasear lágrimas por el blanco rostro de Margarita y ambos caían al suelo abrazados contemplando la terrible escena.

A más de 400 kilómetros de distancia, Marcos se había tomado el día libre ya que tenía varios asuntos personales que atender y la Comisaría estaba en buenas manos; estaba seguro de que sería un día tranquilo. Se encontraba dando un pequeño paseo por el Puerto de Alicante cuando sonó su teléfono móvil. Al principio pensó en no cogerlo, pues era su día libre, pero un mal presentimiento invadió su cuerpo y aceptó la llamada:
-Marcos, tienes que trasladarte urgentemente a Madrid, te han encomendado una misión. Ha vuelto a actuar la trama de asesinos en serie del jazmín. Esta mañana ha asesinado a un prestigioso cocinero, creo que se llama Antonio y me han dicho que lo conocías.
Marcos creyó perder el sentido al darse cuenta de que su amigo Antonio había sido asesinado por la trama de asesinos del jazmín, a la que tanto tiempo iban persiguiendo. Pero rápidamente reaccionó y tomó un tren a Madrid. Al llegar a la estación de Chamartín, alrededor de las 16.00 h., le esperaban allí Margarita y Hugo.

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