jueves, 24 de diciembre de 2009

Constanza VI.

CAPÍTULO 5.

Después de varios días de enfermedad que le habían apartado de sus quehaceres cotidianos, una mañana al despertar, Constanza miró a su alrededor y vio que estaba en su habitación rodeada de sus fieles sirvientes. Éstas apenadas atendían a Constanza amorosamente…. Al ver su recuperación, empezaron a gritar emocionadas llamando como locas a su madre que esperaba desconsolada que su hija volviera en sí.

Cuando vieron que Constanza había despertado su madre contentísima, se lanzó hacia ella besándola mientras le decía:

Madre: ¡Menos mal que te has despertado, hija mía!

Constanza no salía de su asombro.

Constanza: ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?

Madre: Tranquila hija mía, ya ha pasado lo peor. No te levantes, tienes que recuperarte.
Has estado muy enferma.

La niña muy nerviosa no paraba de ir de un extremo al otro de la habitación, se asomaba por las ventanas, se acercaba a las criadas mirándolas de una forma extraña, las cogía…

Constanza: ¿Pero de qué estás hablando madre?
¡Pero si yo estoy muy bien!, siéntate a mi lado, tengo que contarte muchas cosas.
Tengo una bicicleta, el autobús me lleva al colegio, mis vestidos son cortos, mi
padre cocina, mi hermano me enseña a jugar al fútbol,….

Madre: No, Constanza, estás confundida, has tenido una enfermedad muy grave llamada
Malaria y creíamos que ibas a morir. ¡Qué susto hemos pasado!

Constanza se puso a saltar en la cama diciendo que había vivido cosas increíbles.
Constanza: Era un tiempo maravilloso, un tiempo en el que todos éramos iguales, y todos,
niños y niñas, hacían las mismas cosas.

Las criadas la miraban y pensaban: ¡Esta niña se ha vuelto loca! Debe haberle afectado mucho la fiebre. ¡Pobrecilla!

Conforme iban pasando los días, Constanza, se volvía más y más rebelde. No comprendía por qué no la escuchaban, por qué no la entendían y por qué insistían en seguir tratándola de esa manera. Ella no quería que la bañaran, quería bañarse sola. No quería que la vistieran,… ¡era ya mayor para hacerlo sola!. Quería tener libertad como antes…

Por las mañanas se dedicaba a dibujar todo lo que había vivido, por ejemplo: dibujaba a sus compañeros del aula, el autobús escolar, la profesora dando clase,… Hablaba con sus instructores para ver si alguien la podía comprender pero nadie la entendía, todo el reino pensaba que desde que enfermó se había vuelto loca.

Una noche celebraron una fiesta de máscaras donde anunciaban que dentro de poco iba a producirse la unión de Constanza y el Infante Don Juan Manuel.

Cuando llegó a la fiesta la gente se quedó “espantada” de cómo iba vestida. Había cortado con sus propias manos uno de sus vestidos y lo había hecho más corto y más ceñido. Era la moda más cómoda y bonita que había vivido nunca. En sus “extraños sueños” todo esto era normal pero aquí la gente se apartaba de ella como si fuera un bicho raro.

Antes de que comenzara el baile, Constanza se acercó a los músicos y les dio unas nuevas partituras para que tocaran, era la música que había conocido y recordaba. Con estas partituras quería demostrar que había escuchado unos nuevos sonidos totalmente diferentes a lo conocido en aquel momento.

Cuando empezó a sonar esta melodía se pusieron a bailar en parejas como de costumbre pero Constanza salió a la sala y se puso en el centro, entre todos sus invitados, bailando de una forma que nunca nadie había visto.

Se puso a mover la cintura, a girar, a subir los brazos de una manera alocada, siguiendo el ritmo de una forma desmesurada.

Los invitados no salían de su asombro.

Constanza bailaba y reía al mismo tiempo, mirando a estos e invitándolos a seguir el ritmo……

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