....Oslo estaba cubierta de nieve, y a pesar de ello, Mario no dejaba de sudar, estaba muy muy nervioso, cerró los ojos y respiró una vez más... de repente se detuvo, sintió una mezcla entre pánico y cordura y comenzó a pensar en como había llegado hasta esa puerta, hasta ese edificio en Oslo... realmente... ¿era este el camino hacia su felicidad?.
Mario estaba muy asustado, no sabía a quien encontraría al otro lado de la puerta. Hasta ese momento solo había pensado que quien estaba detrás de todo este misterio era alguien cercano a él, algún amigo o conocido, pero todo era muy extraño , ¿y si no era así?, y si se estaba metiendo en algún lío del que luego no iba a poder salir... -¡madre mía!- pensó Mario - y si me esta esperando un hombre que quiere secuestrarme y pedir un rescate a mi familia .... y si es alguna mujer trastornada por amor que pretende encerrarme y apartarme de todo para estar siempre con ella- . Mario no sabía que hacer, él mismo se reía de sus pensamientos, pero la verdad es que aquella situación no tenía nada que ver con lo que cada día ocurría entre las cuatro paredes de su farmacia, si quería emociones, allí, en ese pequeño rellano las había encontrado.
De momento Mario volvió a sentirse muy nervioso, le invadía una gran curiosidad, no podía esperar más asi que levantó su mano muy lentamente y dirigió su dedo índice hacia el timbre de la puerta, tragó saliva... respiró hondo y... -¡no!, ¡no puedo hacerlo!-, Mario se detuvo, - es verdad, me muero de curiosidad, me encantaría saber quien me ha traído hasta aquí. Pero, ¿era esto lo que yo quería hacer?, ¿era esta la ciudad a la que yo quería venir?. Al fin y al cabo estoy dejando que alguien decida por mi y ¡no! mi vida tiene que cambiar en el sentido y en la dirección que yo quiera, esa es una de las cosas que yo necesito para ser feliz-.
Mario se dio la vuelta y bajo corriendo las escaleras de aquel edificio con su maleta en la mano. Llegó hasta el portal y cuando salió a la calle ya era de noche, la ciudad estaba preciosa, cubierta de nieve y llena de pequeñas luces blancas que anunciaban la llegada inminente de la navidad, era una imagen preciosa... Mario miró hacia atrás, aquella maravillosa estampa no le hizo olvidar que alguien le estaba esperando en Oslo... que iba a hacer, salir de allí y continuar su vida y su aventura a su manera o volver sobre sus pasos y descubrir aquel enigma cuya solución se encontraba en el cuarto piso de aquel portal...
III Encuentro Plenario Red de Universidades Lectoras
Hace 14 años
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