sábado, 2 de enero de 2010

Las historias nacen solas (2)

Y allí la vio era una joven muy hermosa, no tenía más de 22 años, era rubia como los rayos del sol, tenía la piel blanca como la nieve, Y Eustaquio suponia que también sería tan suave como la seda, no era muy alta, pero tampoco baja y estaba delgada, pero no delgada como las chicas que se pasan la vida haciendo dieta y a las que Eustaquio detesta no, sino lo suyo era un delgadez natural, esbelta, con curvas... hipnotizado por su belleza no se había dado cuenta de lo más importante aquella bellaza estaba a punto de suicidarse, en esos momentos se encontraba en unos de los puentes más altos del central park a punto de tirarse sin ninguna protección. Eustaquio entro preso del pánico y hecho a correr hacia ella.

Al principio se acercaba con paso firme, pero conforme se acercaba a ella le temblaban las piernas, a pesar de su aspecto físico y sus traumas infantiles, Eustaquio siempre había sido un chico muy seguro de si mismo, pero aquella joven, las más hermosa y frágil que había visto nunca le hacia temblar. Cuando se acerco por un momento sus miradas se cruzarón, era francesa estaba seguro de ello, y tenía una mirada muy triste. Ella quería acabar con su vida, él había empezado a vivir...

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