sábado, 3 de octubre de 2009



Hola a todas y a todos, para hacer este ejercicio no tenía muy claro si describir a mis otros yoes (DRAE dixit) en tercera persona o dejar que ellos mismos se expresaran, incluso que nos dejaran asomarnos a sus divagaciones más íntimas. La segunda opción me parecía más divertida y así ha quedado. Os los presento.


AMANDA

Acá en Buenos Aires todos quieren conocer a Amanda. Mediocres, llegan a mi despacho temblorosos, casi implorantes, en busca de mi patrocinio. Algunos intentan vender su vasta cultura literaria, otros se baten entre sus nervios y los consejos amigos que les recomiendan no parecer demasiado desesperados. Les escucho, es mi trabajo recibir propuestas, accionar mi detector de éxitos .Pero reconozco que encuentro el verdadero placer en la contemplación del fracaso ajeno. Estoy orgullosa de haber conseguido con tan solo treinta y un años poner en los estantes de las librerías los títulos más sugerentes, las portadas más atractivas, esas cajas de auténtica basura comercial. Es mi venganza particular que las familias se los regalen, que las bibliotecas de sus casas se llenen de libros soporíferos, insustanciales, obedientes esquemas procesados en laboratorios de historias que otros inventaron antes. Nunca supieron reconocer la calidad de mis relatos, la profundidad del tango de mis palabras… Abandoné España y la escritura huyendo de la ignorancia de los editores españoles y ahora, como perros falderos, me piden consejo, colman mi atalaya de flores. Perros, envidiosos… pueden colocar sus rosas en el mismísimo ocaso argentino.



FELIPE


Soy un perro, en el sentido más porteño de la palabra. Dogo para más señas, disfruto la suerte de pertenecer a esta estupenda raza canina. Soy tan esbelto, tan fibroso, tan estupendo… Las minas se acercan sugerentes cuando camino, mi rastro las embriaga y desde las esquinas las observo buscar su dueño, a mi, ya dueño de ellas. Qué lindo… Lo cierto es que en la oficina, rodeado de machos, me siento también un rey. Podríamos decir que triunfo en ambos bandos. Les cuento esto porque tengo treinta y un saludables años, y aunque les parezca pronto, estoy pensando en publicar mis memorias. Mi papá es dueño de una importante editorial, y cuando el viejo decida definitivamente andar a disfrutar su vejez a Europa, tomaré cuenta de su negocio. Sólo me falta una profesión interesante para redondear mi novela. No esperen encontrar en ella aventuras callejeras, líos de faldas ni tramas de corrupciones políticas. A pesar de mi imponente presencia y mi mirada seductora, mi verdadera pasión es el cultivo de amapolas con el que guardo una intensísima relación. Puedo visualizar la contraportada: Felipe, un escritor bonaerense amante de la jardinería… Ser escritor será la excusa perfecta para que papá no se enoje cuando lo lea en las playas de Biarritz.



Los datos con los que tenía que configurar mis personajes son:


31

Editor

Buenos Aires

No recuerdo la planta (perdí el papel de clase) : rosas y amapolas

Animal: perro

Creo que he podido darle forma a los miedos, gustosy disgustos de mis personajes con las plantas y los animales. Les he dado una nacionalidad o un lugar para vivir, han compartido una profesión y gozan de la misma edad.

Para terminar me gustaría aclarar que en absoluto son mis alter ego. Creo.

un saludo.

arancha




1 comentario:

  1. Macanudo dirían en el Río de la Plata.
    Dos personajes con motivos en común pero muy distintos.
    Prosa literaria con una buena imitación del registro bonaerense.
    Además has incluido imágenes, bravo.
    Una pega... demasiado "elevados" para una clase de primaria, aunque yo no lo había indicado, por lo que perfecto.

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