domingo, 4 de octubre de 2009

ANTONIO

Antonio es un hombre entusiasta, idealista y con unas claras metas en su vida debido a las innumerables circunstancias que le ha tocado sufrir.

De pequeño solía observar en silencio a su madre mientras cocinaba aquellos escasos alimentos… observaba las especias, el punto exacto del pescado o de la carne, las cantidades exactas… poseía una memoria sin igual para este tipo de menesteres.

Aquel niño, a menudo mirado extrañamente por sus compañeros por sus inusuales aficiones culinarias, ha crecido y actualmente tiene 35 años y vive en Madrid. Posee uno de los mejores restaurantes de Madrid, galardonado con envidiados premios culinarios y mención de honor en la guía Michelin.

Antonio es definido por sus trabajadores como un cocinero excepcional y un jefe comprensivo y creativo, aunque con algunas excentricidades. Antonio no soporta las flores, sobretodo los tulipanes; le recuerdan tiempos pasados, tiempos de penuria, tiempos de hambre, y prefiere no tener elementos cerca que despierten sus viejas heridas. Hay heridas que es mejor cerrar.

Actualmente se ha puesto de moda su recién creada receta de pez Beta, una tipología de pez muy común y vulgar, pero que con el toque personal de Antonio ha logrado convertirse en uno de los platos más preciados por los mordaces críticos gastronómicos. Un plato que con humildad está expandiéndose a través de los últimos libros de cocina publicados.

Hoy Antonio procura hacer platos deliciosos a precios asequibles, precios que todo el mundo pueda permitirse, precios con los que todos puedan deleitarse de una suculenta comida… precios para que nadie pueda volver a pasar hambre, pues “yo” sé lo que es pasar hambre porque Antonio soy “yo”. Un abrazo para todos aquellos que hoy pasan hambre.

3 comentarios:

  1. Se me había olvidado:
    Edad: 35 años.
    Profesión: cocinero.
    Ciudad: Madrid.
    Flor: Tulipán.
    Animal: pez Beta.

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  2. Muy bien Antonio, digo Andrés, me está entrando hambre. Hay dos errores, ya te los comento en clase.

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  3. Es que las prisas son muy malas. Ya me dirás dónde están los errores, aunque lo repasaré a ver si los encuentro.

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